divendres, 29 de juny del 2012

SER CRISTIÀ. QUÈ SIGNIFICA?

20 tesis sobre una pregunta urgent

Hans Küng

Publik-Forum (2005) 18, 23 juliol 2005.
Traducció de Documents d’Església.

QUI ÉS CRISTIÀ?

1. Només és cristià el qui cerca de viure la pròpia humanitat, socialitat i religiositat a partir de Crist. Ras i curt: no és, doncs, cristià simplement el qui cerca de viure de manera humana o també social o fins i tot religiosa.

Què significa ser humà? Ser veritablement humà, veritablement persona, significa preocupar-se de la plena humanitat individual.

Però: això pot fer-ho també l’humanista secular que es considera sense religió, que s’ha format en la cultura clàssica a la manera de Humboldt o l’existencialista seguidor dels filòsofs Nietzsche, Heidegger o Sartre o bé també el qui ha tingut una formació fonamentada en les ciències naturals o en el racionalisme crític.

Els cristians haurien d’admetre-ho clarament: totes aquestes persones poden ser veritables humanistes, que viuen veritablement de manera humana. Però per això no han de ser necessàriament cristians.

Què significa ser social? Significa ser enviats a la societat: als necessitats i a les esperances dels propis semblants; enviats a la societat i als altres. Comprometre’s activament per la justícia social.

Però: això pot fer-ho també la persona sense religió compromesa socialment; pot fer-ho tant el reformador social liberal com el revolucionari social compromès en la lluita de classes.

És indiscutible: totes aquestes persones poden representar de manera convincent exigències socials fonamentades i urgents. Però per això no han de ser necessàriament cristians.

dissabte, 16 de juny del 2012

REMODELACIÓN Y CORAJE PASTORAL

Es posible otro afrontamiento de la crisis ministerial

Jesús Martínez Gordo

Fuente:
Bizkaiko Abadeen Foroa
/ Foro de Curas de Bizkaia

Son constataciones comunes a las Iglesias europeas el aumento de las parroquias sin sacerdote residente, el descenso y envejecimiento de sus presbiterios, la caída de la práctica religiosa y sacramental, la creciente minorización sociológica de la pertenencia eclesial, la movilidad de los fieles, la aparición del fin de semana como tiempo de descanso y la emergencia de una cultura laica.

Hacia una iglesia minoritaria
en una sociedad crecientemente indiferente

La suma de todos estos datos arroja una nueva situación sociológica marcada por la pérdida de la situación –hasta el presente– hegemónica de la iglesia católica. Parece estar verificándose en una buena medida el pronóstico que efectuara Y. M. Congar hace ya más de un cuarto de siglo cuando sostuvo que se caminaba hacia una situación en la que la Iglesia sería de nuevo minoritaria en un mundo crecientemente pagano o (clip_image002lo que viene a ser lo mismo) en un contexto sociocultural cada día más indiferente, increyente, agnóstico, ateo o, como mucho, ocasionalmente practicante. La pertenencia a la Iglesia va camino de ser una decisión minoritaria, a la vez que más personal y responsable.

Sin embargo, este diagnóstico del teólogo francés –acertado en el fondo– necesita ser matizado en dos puntos: el primero, referido a la condición de minoría de la iglesia y, el segundo, para precisar lo que se entiende por “paganismo”.

En primer lugar, es cierto que la Iglesia ya ha pasado a lo largo de su historia por una situación semejante, pero es preciso reconocer que el escenario en el que nos estamos adentrando no deja de ser una inquietante novedad para una institución cuya existencia ha transcurrido (durante la mayor parte de su historia) en un régimen hegemónico y en unas condiciones sociológicas en las que lo realmente extraño y sorprendente era no ser cristiano o católico. Y si es cierto que esta constatación –de la que se empieza a ser consciente de una u otra manera– obliga a repensar muchas pautas de comportamiento, mediaciones y estrategias hasta no hace poco incuestionados e incuestionables, no deja de ser menos cierto que la comunidad cristiana no parece estar preparada ni mentalizada para proceder al cambio de perspectiva que demanda.

Y, en segundo lugar, es preciso recordar que no se va a regresar a una situación de paganismo puro y duro, sino de secularización coexistente con una religión difusa. Quizá el ejemplo más patente de esta amplia religiosidad sociológica y bajísima pertenencia efectiva es la que arrojan los datos estadísticos, por ejemplo, de la iglesia en  Suiza donde el 5 % de sus ciudadanos se declara ateo, el 80 % cristianos y, sin embargo, sólo entre el 5 y el 10 % son practicantes. Algo de esto empieza a ocurrir en algunas iglesias locales de España, particularmente en Cataluña y en el País Vasco.

divendres, 15 de juny del 2012

RECUPERAR L’EUCARISTIA

Carta oberta al cardenal Tettamanzi de don Angelo Casati, rector de S. Giovanni in Laterano (Milà)

Aquesta carta va ser publicada per don Angelo
en el Full parroquial d’octubre de 2004.
(...)
I passo a parlar del malestar, perquè de malestar es tracta. Aquest any (2004) se’ns demana que reflexionem sobre l’eucaristia. En els documents es parla de l’eucaristia i de la seva innata càrrega missionera, es parla del diumenge, el dia del Senyor, i de l’honor que li ha de ser restituït.
El problema, ho admeto, és important. Però potser tothom, o gairebé tothom, té clar que els crits i les proclames que vénen de dalt no serveixen de res. Aquest any, em diuen, serà temps d’enquestes i estadístiques. Se sotmetran a estudi la freqüentació de les misses dominicals i la seva «alta qualitat celebrativa».
Cada cop que sento pronunciar la paraula, i ja ens ha diluviat copiosament aquests mesos, el meu cap, el meu feble cap, perd l’oremus de tants pensaments. Ja em puc imaginar, per tant, les vegades que aquesta paraula em retrunyirà al llarg d’aquest any i, ho veig venir, les vegades que despertarà brots d’intolerància i malestar en el meu cor.

dijous, 14 de juny del 2012

EL CASO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL USA

Es posible otro magisterio

Jesús Martínez Gordo

Fuente
16 de mayo de 2012

    • Quedan reducidas a ser un modesto órgano de cooperación práctica entre los obispos de una nación
    • La Curia Vaticana se siente autorizada a ejercer un control estricto sobre toda la Iglesia, funcionando, de hecho, como una instancia intermedia entre el Papa y los obispos.

El concilio Vaticano II expresó su esperanza de que las Conferencias Episcopales desempeñaran un papel análogo al de los patriarcados de la iglesia antigua con el fin de garantizar una legítima y feliz pluriformidad en la comunión (LG 23).

En general, la institución de la Conferencias Episcopales trajo -en el período inmediatamente posterior al concilio- un magisterio eclesial más cercano a las preocupaciones de los católicos y un enorme reconocimiento social del mismo. La referencia a la Conferencia Episcopal de los EEUU es obligada cuando se busca un ejemplo concreto.

Los obispos estadounidenses de aquel tiempo entendieron que la Conferencia Episcopal no solo era la asamblea de prelados de una nación ejerciendo conjuntamente su responsabilidad pastoral (Cf. CD. 38.1), sino también un colegio que podía y debía contar con la colaboración de los fieles en la elaboración del magisterio eclesial.

Por eso, dieron un paso adelante y solicitaron –en conformidad con las indicaciones del Vaticano II sobre el "sensus fidelium" (LG 12)–  la ayuda del Pueblo de Dios en la redacción de sus cartas pastorales.

dimarts, 5 de juny del 2012

EL VATICANO II, UN PASO FUNDAMENTAL

Entrevista a Guiseppe Alberigo

 

Giuseppe Alberigo (+2007), catedrático de la Universidad de Bolonia, laico, casado, con tres hijos y varios nietos, asegura que el Vaticano II es el acon-tecimiento eclesial más importante del siglo XX. A él ha dedicado buena parte de su trabajo en el Instituto de Ciencias Religiosas de Bolonia, publicando una monumental "Historia del Concilio Vaticano II" en varios volúmenes. Fragmento de una entrevista que el reconocido historiador italiano concedió a la revista "Vida Nueva" (junio de 2001, n. 2.235).

• ¿Qué nos queda hoy del Concilio Vaticano II?

— Lo suficiente como para preocupar a la Curia romana. Me explico. Todo concilio importante ha tenido una historia de actuación, de recepción, larga y complicada. Al cabo de 30 años del de Calcedonia, el emperador de Bizancio hizo una encuesta entre los obispos sobre lo que había sucedido el día después del Concilio. No hace muchos años, 14 siglos después, se han encontrado las respuestas, y la gran mayoría de los obispos decían: el Concilio de Calcedonia no ha significado nada; tiempo perdido. Nosotros sabemos, sin embargo, que sin la cristología de Calcedonia el cristianismo sería otro. Esto quiere decir que, después de treinta años del Vaticano II, las cosas no son tan claras y, según las áreas geográficas, las cosas cambian... La eficacia del Vaticano II en América Latina, por ejemplo, es muy diversa y mucho más significativa que en Europa.

Si alguien hubiese visto desde otro planeta a la Iglesia Católica (y a las otras Iglesias cristianas) antes del Vaticano y ahora, tendría dificultad para entender que sean la misma cosa, porque -a pesar de todo- el cambio ha sido enorme. Karol Wojtyla jamás hubiera llegado a ser Papa sin el Concilio. Un polaco en Roma, que pide perdón por las culpas de la Iglesia... es impensable sin el Vaticano II. Sin embargo, en algunos aspectos, el Concilio está todavía poco desarrollado, desactualizado.

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